Hablemos de justicia
Dicen que la justicia al igual que la fe es ciega, dicen
que la justicia es imparcial y que se inclina para quien tiene la verdad; otro
concepto igual de efímero y abstracto como la libertad o la democracia, esos
conceptos que nos inventamos para esclavizarnos a una vida cutre. Dicen que la
justicia es objetiva y fallará a favor de quien la merezca. Y sin duda todo lo
anterior suena prometedor y seguro, pero… ¿Qué pasa cuando la justicia es un
arma más de quien tiene el poder en las manos?
Si hablamos de justicia y con justicia ¿Podríamos responder
las siguientes preguntas, de una manera justa?
¿Es justo que haya personas que tengan que convivir más con
la muerte que con la vida? Freire
¿Es justo que en un país de más de cien millones de
personas, 18 millones hayan elegido a una persona para representarnos ante el
mundo?
¿Es justo que este país siga siendo bananero?
¿Es justo que el
grueso de la población mexicana sobreviva con salarios que provocan lástima, que sólo sirven para medio comer, medio vestir y medio vivir?
¿Es justo que aquellos que intentamos despertar del letargo
e intentemos por cualquier medio cambiar la realidad que nos rodea, tengamos
que sufrir lo que nos imponen?
¿Es justo que haya personas que estén dispuestas a todo: a
los golpes, a las armas, al diálogo, a lo que se presente con tal de cambiar su
realidad y que haya otras –muchas- quienes dominadas por el miedo, opaquen y nieguen a
las primeras?
¿Es justo que haya millones de personas en el mundo que tengan que morir de hambre -literal- con tal de que unos pocos puedan comprar cosas tan banales como anillos de miles o quizá millones de dólares?
¿Es justo que las familias mexicanas -tal vez otras también- se destruyan internamente y peleen por dinero, cuando el verdadero culpable es el gobierno que lo único que ofrece son salarios de lástima que sirven para sobrevivir?
¿Es justo que esas familias sobrevivan bajo el letargo enajenante de los medios masivos de comunicación; esos que un día dicen una otra y al otro se contradicen?
La indignación total este 1 de diciembre de 2012
Miles de jóvenes
arribaron al lugar donde sin saberlo les tenía preparadas las armas. Los
jóvenes como siempre salieron a las calles –sin miedo- a protestar y exigir que
Enrique Peña Nieto, quien se dice ser presidente de México desde hoy, salga de
ese lugar que no le pertenece.
¿En dónde se ha visto que un presidente que ha ganado las
elecciones limpiamente se tenga que esconder atrás de vallas y policías
adiestrados que cual perros a la orden,
matan sin piedad? Definitivamente la
respuesta es en México, hoy 1 de diciembre, a un mes de que termine el 2012, el
PRI nos recibió con un caluroso abrazo sangriento, recordándonos de qué están
hechos, recordándonos que ellos no se andan con medias tintas y que saben utilizar el poder con rigor, que su lema es "con mano dura."
Vivimos una época difícil -supongo que todas lo han sido- pero mientras
los demás países y sociedades intentan superar ese bache humano, en México seguimos
con la misma idea arcaica de paternalismo, de ninguneo, de pobreza y olvido,
de aceptar sin chistar, arrastrando costumbres que sólo nos limitan como
humanos, repitiendo patrones de conducta que sesgan nuestra libertad de
pensamiento y de acto.
Y entonces me pregunto ¿Es justo que tengamos que seguir
arrastrando una cultura que limita al ser humano y lo rebaja a nivel de objeto,
que lo frustra en sueños e ideales y que lo encarcela en una vida monótona y
sin sentido? ¿Es ese acaso el destino de la vida humana?
Si somos justo, ¿Podríamos responder entonces con justicia?
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